jueves, 20 de agosto de 2015

Editorial

     En éste trabajo quiero hacerles llegar algunas reflexiones que de alguna manera definen lo que somos, no es un secreto reconocer a la sociedad actual como de orden mercantil, cuyo afán de lucro individual puede llevar a la destrucción total de la humanidad, este precepto ya ha sido  planteado en 1976 por E. Fromm en su texto “Tener o Ser”, y más recientemente manifestado por su santidad el Papa Francisco, según éste planteamiento, todo, absolutamente todo posee  “valor de cambio”, es decir todo tiene precio, por tanto se vende la vida, se vende el amor, se vende la conciencia, en éste contexto, la naturaleza igualmente tiene precio, ésta está ahí para explotarla, para sacar todo el provecho material posible, sin escatimar esfuerzos en su destrucción, así se acaba con los bosques, con los ríos, con los lagos, se destruyen las montañas, la fauna marina y silvestre. No hay conciencia de que los seres humanos y la naturaleza conforman un continuum, indivisible, inseparable y que la desaparición de ella supone la desaparición de ésta, nuestra especie. 

       Ahora bien, de manera general este es el contexto actual, ahhh, pero como sabemos, el universo es polar, frente a ésta realidad, subsiste el otro polo, conviviendo así,  seres humanos con una visión de la vida opuesta a esta. Donde se cree en la vida, se lucha por el amor, se promueve la protección de lo natural, se protegen a los animales, las aguas, las montañas, se  cree en la espiritualidad, en la familia,  se cuida y defiende a los seres humanos, y en especial a los niños.  

     Esta entrada pretende definir nuestra ubicación visionaria con ésta segunda propuesta, la humanista, donde  la vida, lo natural,  el amor y las personas son el centro de nuestra acción. Así con respecto a la gente consideramos básico el respeto por ésta, producto de su historia personal y  familiar, sea esta cuál sea, en la búsqueda natural de satisfacción de su necesidad cuyo límite está dado por el respeto al otro. Dice F.  Perls, que el organismo es considerado como una unidad en  continua interrelación con su ambiente, donde organismo y ambiente son el campo considerado como una totalidad. Cuando aparece desequilibrio entre el individuo y su campo, producto de la incapacidad para satisfacer su necesidad en éste ambiente, inmediatamente el organismo se moviliza para restablecer su equilibrio, partiendo de los recursos que posee como ser y con los recursos que el ambiente le presenta, entiéndase ambiente, a  la familia, la comunidad, el área laboral y la sociedad con todos sus mecanismos. 

     Nuestra labor la concebimos como contribuir a la facilitación de procesos personales en el individuo y grupo para que este se “dé cuenta” de su potencial un tanto alienado que no permite su avance como persona hacia su autoapoyo  y desde ésta conciencia actué en la búsqueda de su felicidad. Consideramos que por lo general hay dificultad para ubicarse en el presente, en el “aquí y ahora”, lo que conlleva a seres con gran ansiedad, angustia inmanejable que dificulta la vida de relación y contacto en su cotidianidad. Creemos que de forma general estos aspectos  delinean nuestro compromiso y concepción vital con respecto a nuestra labor de ayuda.

Psic. Gonzalo Pagua Garcia
Director INGEDHIV

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