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Francisco Javier Díaz Calderón. Psicoterapeuta Gestaltico México |
Conociendo la codependencia.
En la actualidad el consumo de drogas se ha
convertido en un problema social que cada día va en aumento de manera
vertiginosa, a la par del problema de consumo de drogas emerge una condición
alterna denominada codependencia. El consumo de drogas ha lastimado a millones
de familias que sufren cada día al ver a su familiar enfrentar una batalla que
no parece tener fin, al vivir ese sufrimiento muchos familiares se desconectan
de su propia vivencia para alienarse con el sufrimiento de su familiar con
adicción.
El concepto de codependencia surgió en la década de
los setentas a partir de la experiencia clínica en el tratamiento de personas
con problemas de dependencia al alcohol, se observó que dentro del entorno
familiar de las personas con alcoholismo se configuraba una relación de
profunda dependencia por parte de algunos familiares. Las personas que fueron
identificadas con esta condición buscaban una relación dependiente al
considerar al usuario de drogas como incapaz de afrontar las dificultades de la
vida, por lo tanto, centraban su vida en cuidar, vigilar y sobretodo salvar a
la persona con problemas de dependencia a las drogas.
En el año 1973 se acuño el término de
co-alcoholismo, posteriormente en los años ochenta el termino codependencia se
popularizo hasta el punto que se creó la organización CoDA ( Codependents
Anonymous) y en 1990 se funda el Consejo Nacional sobre Codependencia( National
Council on Codependence). Estas organizaciones fueron creadas ante la creciente
de necesidad de atender a los integrantes de las familias donde algún miembro
desarrollaba un comportamiento codependendiente.
Las personas que desarrollaban esta condición de
codependencia presentaban actitudes y conductas tendientes al mantenimiento del
comportamiento adictivo de la persona con dependencia a las drogas.
Generalmente las personas con un problema de codependencia asumen una postura
de negación ante la adicción de su familiar. El auto engaño que desarrolla la
persona con un problema de codependencia se sustenta en la negación,
victimización, engaño, encubrimiento, sobreprotección, invalidación,
hipervigilancia, abnegación y complicidad.
Además de su actitud de negación y complicidad, la
persona con problemas de codependencia realiza de manera inconsciente
acciones que se contraponen al tratamiento para la recuperación del
familiar con adicción. Cabe señalar que en todo momento el familiar con
problemas de codependencia busca el bienestar de la otra persona,
lamentablemente sus limitaciones personales lo llevan a obstaculizar el proceso
de recuperación.
Las personas codependientes se enajenan de tal
manera que buscan aliviar su angustia existencial al apropiarse de la
experiencia de la persona con adicción. La postura existencial de la persona
con problemas de codependencia inicia con un Yo estoy bien y Tu eres incapaz
para posteriormente convertirlo en un nosotros sufrimos. Generalmente mantienen
la creencia de ser los únicos que se preocupan realmente por el bienestar de la
persona con adicción. En un inicio su conducta de abnegación es celebrada por
su contexto próximo como un acto estoico de amor al otro, pero conforme esta
relación dependiente se va convirtiendo en patológica la persona con problemas
de codependencia se va aislando de su entorno al recibir críticas por su
comportamiento.
La relación de alienación que existe en la persona
con adicción y el familiar con codependencia se mantiene a través de una
experiencia de complicidad e identificación en la vivencia de sufrimiento.
Ambas persona se consideran incapaces de superar su vivencia de sufrimiento, y
por ese motivo crean una relación confluente donde son incapaces de diferenciar
los límites entre uno y otro, todo esto con el propósito de apoyarse mutuamente
para mantener su conducta de evitación al sufrimiento emocional.
Paradójicamente la complicidad confluente que
existe en la relación de codependencia lleva a las personas a aislarse de las
relaciones interpersonales significativas. La persona con problemas de
codependencia presenta comorbilidades semejantes a las de la persona con
problemas de adicción, como trastornos de ansiedad, depresión, baja tolerancia
a la frustración, pobre control de impulsos, autoconcepto disminuido,
trastornos de personalidad, etc.
Profundizando en la experiencia codependiente.
La codependencia es definida como “ trastorno
individual específico, configurador de la identidad del individuo,
caracterizado por un intenso temor al abandono (exclusión o des-calificación) y
un girar en torno a otro. Su génesis se asocia a una dinámica interaccional,
que surge frente a una respuesta familiar disfuncional ante un determinado tipo
de enfermedad o trastorno de otro de sus miembros” (A. Coddou, M. Chadwick,
1996).
Las personas que presentar actitudes codependientes
han generado una inflexibilidad de sus procesos de frontera que les provoca
serias dificultades relacionales. Esta rigidez se manifiesta en comportamientos
uniformes donde se procura apropiarse de la experiencia del otro como una forma
de no establecer contacto. Las fronteras relacionales de las personas con
actitudes codependientes han perdido su flexibilidad generando así una
permeabilidad rígida que no le permite diferenciarse del otro.
Para comprender como mayor claridad como es un
funcionamiento saludable de los procesos de frontera es importante conocer cómo
funcionan las fronteras de contacto de una persona. De acuerdo con
Swanson Las fronteras eficaces tienen necesidad de bastante permeabilidad
para permitir al alimento entrar, y suficiente impermeabilidad para mantener la
autonomía y no dejar entrar los elementos tóxicos. (Swanson 1988 p. 4). Por lo
tanto, la persona codependiente necesita mantener activa la polaridad
contacto-retirada de un proceso rítmico que le permita construir un campo
relacional que sea nutricio y que cuente con la capacidad de retirarse cuando
la configuración relacional sea toxica.
Las fronteras de las personas codependientes se han
visto afectadas por una fobia en el proceso de retirada de la experiencia
del otro. Han perdido la capacidad de ser consciente de sus necesidades y
diferenciarlas de la persona con adicción, esto trae consigo una pérdida de la
autonomía que genera una confusión en la relación, donde las fronteras son tan
permeables que no se puede diferenciar las necesidades personales, la
persona codependiente se mantiene en un estado de no soy yo- para vivir tu
experiencia.
La confluencia al mantenerse como un estado de
frontera inflexible en la persona genera una pauta neurótica de carácter que le
impide tener consciencia de su ser en el mundo, su vida afectiva y sus
necesidades. Al vivir cegado por su temor la persona con actitudes
codependientes se aferra a sufrir por la experiencia del otro. De acuerdo con
Robine (1997), hoy en día la confluencia hace referencia a aquel fenómeno que
no es ni contacto ni darse cuenta debido a la falta de una experiencia clara de
la frontera de contacto.
Las personas con problemas de adicciones
desarrollan algunas pautas inflexibles como:
Perspectiva de incapacidad
Inconsistencia motivacional,
Expectativas patológicas.
Baja tolerancia a la frustración
Incapacidad para aceptar el sufrimiento.
Negación de las consecuencias del consumo.
Continuo auto engaño.
Aislamiento.
Es importante mencionar que estas características
generalmente se presentan en las personas con problemas adictivos, sin embargo
estas características no siempre están presentes en todas las personas ni
tampoco las definen, solo son parte de su condición y se han establecido como
una generalización basada en la experiencia clínica.
Las características que generalmente se presentan
en personas con adicciones son compartidas por sus familiares con actitudes
codependientes, debido a que no hay límites entre ellos y la experiencia del
otro, se fusionan por esta razón en muchas ocasiones presentan características
similares. Estas características interfieren en el proceso de recuperación del
familiar con adicción.
La persona dependienta no obstaculiza el proceso de
recuperación de su familiar de manera deliberada, sino como una manifestación
de su confusión experiencial e incapacidad de diferenciación. Al encontrarse
fusionados el familiar con adicción y el codependiente crean un campo
indiferenciado donde cualquier acción de cambio es visto como una amenaza al
estado de frontera confluente que han mantenido hasta ese momento.
Cabe la posibilidad que el estado de confluencia se
vea favorecido por procesos de introyección, proflexión y retroflexión. Esto
puede ser observado en la práctica clínica cuando la persona codependiente
presenta estados depresivos, culpa excesiva, vergüenza y enfermedades
psicosomáticas. La codependencia generalmente se presenta en mujeres ya sea
madres de personas con adicciones o sus parejas. Esto podría ser una
manifestación de la introyección que reciben las mujeres a nivel cultural con
respecto al cuidado del otro, el amor incondicional o la vieja frase “ una
madre da la vida por su hijo” o “Tu eres mi vida, mi todo”.
La introyección acompaña continuamente al proceso
de confluencia porque mantiene una gran cantidad de hábitos debeistas que
interfieren con la capacidad de satisfacción y diferenciación de la persona.
Cuando la persona codependiente mantiene introyectos relacionados con el
entorno se le dificulta diferenciarse del otro, por ejemplo si una persona
considera que debe ser una buena madre, esto la llevara a desatender sus
propias necesidades anteponiendo las necesidades del entorno.
En la cultura mexicana las madres y las esposas han
sido educadas para cuidar a sus hijos o parejas hasta el punto de negarse a sí
mismas o apropiarse de los problemas del otro como si fueran suyos. Las
telenovelas y películas mexicanas nos enseñan cómo ser una madre o mujer
mexicana, es un destino de sufrimiento y abnegación para ser el pilar de su
casa o la responsable del bienestar de su familia.
En este contexto cultural donde generalmente las
mujeres asumen responsabilidades de otros, los hijos o parejas recurren a la
confluencia porque de lo contrario la otra persona entraría en un conflicto al
no cumplir con su demandas debeista. En el caso de la codependencia cuando el
familiar con problemas de adicción se intenta diferenciar del otro, recibe
rechazo y es cuestionado sobre sus propias capacidades para estar a salvo en el
mundo.
El introyecto de la cultura mexicana sobre la
responsabilidad de la mujer en cuidar, mantener y salvar a la familia por
encima de cualquier cosa incluso sus propias necesidades es una factor para que
viva un continuo sufrimiento cuando se presenta un problema de adicción
en en algún miembro de su familia.
Este introyecto limita su capacidad de
ajuste y actualización en su relación con el entorno, en este caso, la mujer se
convierte en alguien que acepta cualquier cosa con tal de mantener su imagen de
buena madre o de esposa leal. Es ahí, cuando se dañan las fronteras de contacto
para cumplir esta expectativa debeista la persona se nulifica en la relación
para fusionarse con el otro y su experiencia.
Cuando la persona confluente estable contacto con
sus necesidades e intenta diferenciarse del otro generalmente aparece una malestar
emocional caracterizado por la culpa, angustia, vergüenza y el resentimiento.
Los introyectos familiares y culturales resuenan en la experiencia emocional de
la persona confluente hasta el grado llevarlos a procesos retroflexivos de
sacrificio, auto crítica y actitudes auto-punitivas. El malestar que produce la
incapacidad de diferenciación perpetúa las actitudes codependientes con el
familiar con problemas de adicción.
Psicoterapia Gestalt una luz en la oscuridad.
El ambiente y el organismo están en una relación de
reciprocidad. Ninguno es víctima del otro. Su relación es de hecho una relación
de opuestos dialécticos”. (Fritz Perls)
La psicoterapia Gestalt ofrece una luz de esperanza
a las personas que sufren la experiencia de codependencia. La intervención se
centra en que la persona pueda fortalecer sus fronteras de contacto y la
espontaneidad para establecer un proceso rítmico de contacto-retirada
donde sea capaz de diferenciarse de la experiencia del otro para atender
sus necesidades y encontrar la regulación relacional necesaria para nutrirse en
la experiencia de campo, posteriormente retirarse y establecer nuevas
relaciones que le permitan tener un crecimiento.
El trabajo terapéutico para una persona con
problemas de codependencia no es buscar sanarla a trabes de técnicas catárticas
o intervenciones directivas por parte del psicoterapeuta. Por el contrario el
proceso sanidad del estado de confluencia se produce en la actualización de la
experiencia a través del establecimiento de un contacto profundo que genere la
creación de un campo nutricio que permita a la personas establecer una
regulación relacional donde cada uno se nutra, se transforme al ser en relación
y se retiren cuando se haya logrado satisfacción.
Con relación a la intervención psicoterapéutica los
fundadores de la psicoterapia Gestalt nos dicen lo siguiente:
No se trata de curar alguna cosa del pasado, ni de
salvarlo de la defensa de una coraza, sino de hacer un ajuste creador en la
situación actual. Para completar la Gestalt en la situación actual es necesario
destruir y asimilar el obstáculo de la falta de awareness”. (Perls, Hefferline
y Goodman 2002).
La persona con problemas de codependencia ha
perdido su capacidad para lograr el autoapoyo y por lo tanto se considera incapaz
de enfrentar el sufrimiento que produce el continuo transcurrir de la vida. Por
lo tanto, el psicoterapeuta requiere realizar intervenciones que brinden apoyo
a la persona en los momentos en que experimente mayor temor. El apoyo no se
realiza de manera arbitraria sino que surge de la experiencia relacional en el
campo organismo-entorno.
La persona confluente a perdido la capacidad de
responder de manera espontánea a lo que sucede en el campo relacional, la
forma en que responde a lo que sucede está restringida por creencias debeistas
producto de los introyecctos y de la incapacidad para diferenciarse de la
experiencia de su familiar con problemas de adicciones. La teoría de la
psicoterapia Gestalt nos brinda una luz de esperanza en la oscuridad del sufrimiento
que vive la persona codependiente.
Cada acto de contactar es una totalidad formada de
conciencia inmediata, respuesta motora y sentimiento (una cooperación de los
sistemas sensorial, muscular y vegetativo), y este proceso de contacto se
produce en la frontera-superficie en el campo organismo / entorno. Preferimos
esta formulación rara, más que decir "en la frontera entre el organismo y
el entorno", ya que, como hemos dicho , la definición del animal incluye a
su entorno. Por esto no tiene ningún sentido definir a un ser que respira sin
hablar del aire, a un ser que camina sin hablar de la gravedad y del suelo, a
un ser irascible sin los obstáculos que se encuentra, la definición de un
organismo es la definición de un campo organismo / entorno. (Perls, Hefferline
y Goodman 2002).
Al revisar los fundamentos de la teoría del campo
aplicados a la psicoterapia Gestalt nos permite conocer la función que tiene el
contacto en la actualización del Self. Cuando la persona comprende la
diferencia entre la confluencia y la interdependencia que se produce en la
experiencia de campo a través del contacto es capaz de actualizarse y
flexibilizar el estado de confluencia.
El psicoterapeuta promueve intervenciones que
brinden un apoyo específico ante los procesos de frontera de que se encuentran
arraigados patológicamente en los procesos relacionales de la persona con
codependencia, el terapeuta participa en la co-construcción de un campo
que permite la actualización a través del contacto necesario con su entorno.
El proceso estará centrado en permitirle a la
persona experimentar de manera vivencial alternativas relacionales que sean mas
congruente con su conciencia sensorial y emotiva. Esto le permitirá
clarificar sus necesidades para diferenciarse del otro, para esto, el terapeuta
participara brindando apoyo para superar el miedo y permitir que la persona
establezca un contacto profundo con la experiencia de campo y se nutra hasta
quedar satisfecha.
La persona con problemas de codependencia presenta
un estado de confluencia inflexible por la fobia a la retirada que le impide
salir de la experiencia del otro, además de esto recordemos que los introyectos
se hacen presentes a través creencias debeistas que generan culpa y
sufrimiento. Por ese motivo, el psicoterapeuta necesita brindar el apoyo suficiente
a la persona para que su intervención ayude a mitigar el miedo y establecer un
contacto creativo con su entorno.
De acuerdo con Margarita Spagnuolo el objetivo de
la intervención psicoterapéutica es:
Favorecer la diferenciación entre organismo y entorno,
sin negar la experiencia previa, con la que el paciente se encuentra aún en
confluencia pero, permitiendo a éste último, probar la propuesta del terapeuta,
como del mismo modo, descubrir la excitación unida a la transgresión, a la
ruptura de la simbiosis. (Spagnuolo 2016)
Para lograr esto el psicoterapeuta debe acompañar a
co-crear una relación de confianza donde sea posible que la persona pueda
manifestarse espontánea y genuinamente de acuerdo a su sentir en el aquí y
ahora. El camino que sigue el terapeuta es explorar en la zona de darse cuenta
interna a través de la cimentación de las sensaciones que son expuestas en el
experiencia de campo con el propósito de ayudar a la persona a profundizar en
su emoción hasta el punto de alcanzar la energía suficiente que le permita
flexibilizar su proceder relacional.
La angustia existencial que experimenta la persona
confluente al entrar en conflicto entre su necesidad y el temor a retirase en
la experiencia del otro (impasse) produce una experiencia emocional
intensa que le permite la movilización de energía, en ese momento el terapeuta
necesita brindar el apoyo necesario para que la persona asuma el riesgo
de centrarse en la experiencia presente formada en la relación
organismo-entorno y con esto se actualice el self en la experiencia de campo.
En el caso de la codependencia es importante que el
psicoterapeuta comprenda que una intervención rígida a través de una técnica
especifica puede entorpecer su proceder y crear una resistencia técnica al
realizar una intervención sin tomar en cuenta la experiencia de campo que se
está configuran en la relación terapéutica invitando al cliente al asumir
riesgos cuando aún la persona no se encuentra lo suficientemente energizada.
Entonces cuando el terapeuta busca realizar
técnicas psicoterapéuticas para fomentar la diferenciación sin tomar en cuenta
la experiencia del cliente se fortalece la confusión e incrementa la rigidez
del estado de confluencia en la persona codependiente, al confirmarle su
incapacidad para satisfacer sus propias necesidades.
Conclusión.
A los verdugos se les reconoce siempre. Tienen cara
de miedo.
Jean Paul Sartre
Podemos concluir que las personas que han
desarrollado problemas de codependencia han sido condenadas y señaladas por las
expectativas sociales, al tal punto que sus fronteras de contacto han sido
limitadas hasta llegar la confluencia donde se apropian de la experiencia del
familiar con adicción. El tratar con actitud confrontativa o una
responsabilización prematura puede provocar que el estado de frontera de
confluencia se intensifique al ser confirmada la creencia de su incapacidad
para actualizar su experiencia.
En el proceso psicoterapéutico lo más importante no
es la explosión emocional del cliente como medio para superar su estado de
confluencia, sino la regulación relacional que se produce a nivel energético
entre la persona y el psicoterapeuta que le permita a la persona alcanzar el
apoyo necesario para actualizarse y configurar un self que corresponda a la
experiencia de contacto en un nosotros nutricio y no en un cautiverio emocional
como en la codependencia.
La relación terapéutica permite a la persona con
problemas de codependencia superar su miedo a través del proceso de
interdependencia que co-construye con el terapeuta. Esta experiencia de
campo crea un self transformador que es nutricio y brinda un crecimiento
saludable en la persona superando los miedos, vergüenzas y culpas que tanto
dolor le han causado.
Bibliografía
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