sábado, 19 de noviembre de 2016

El ajuste creativo

"He decidido hacer lo que me gusta porque es bueno para la salud."
Voltaire


[Este texto es un extracto de "Algunos términos de terapia gestalt" (David Picó).]

David Picó Vila
Psicólogo y psicoterapeuta Gestalt. 
La idea del ajuste creativo es nuclear en la terapia Gestalt. Difiere sustancialmente de una visión proveniente del Psicoanálisis que está muy extendida, según cual la persona tiene un Ello que contiene sus pulsiones más básicas, en gran medida incompatibles con la vida social. Según esto, la interiorización de las normas sociales produce una represión de los instintos, que han de quedar reprimidos o manifestarse a través de la sublimación. El artista, por ejemplo, sublima sus instintos más básicos a través del arte, dándoles una forma socialmente aceptable. Ésta es, pues, una visión en la que el individuo está en contínua lucha "consigo mismo" para conseguir mantener a raya los impulsos que no son viables socialmente.

La terapia Gestalt, en cambio, propone el concepto del ajuste creativo. Por un lado, la función Ello activa las necesidades del organismo y, por otro, la función Yo busca soluciones viables para satisfacer la necesidad con la información que proporciona la función Personalidad. El aspecto creativo consiste en encontrar diferentes posibilidades de solución. El aspecto de ajuste implica que las soluciones buscadas han de ser compatibles con el entorno para que se pueda llegar a un contacto real. Tienen que ser soluciones viables. La terapia Gestalt enfatiza la importancia de la agresividad y la destrucción para que la asimilación sea posible. El individuo es capaz de, hasta cierto punto, modificar su entorno, agredirlo, para que el contacto sean posible. El entorno social no se contempla como una realidad inmutable a la que el individuo se ha de someter si no quiere ser rechazado, sino como parte de un campo cambiante que puede ser modificado. 

El Self es definido como "el sistema de ajustes creativos". [Terapia Gestalt, vol. II, 2, 11] Expresa, por tanto, "una capacidad, la del organismo animal humano que, concentrándose sobre un acontecimiento presente y dejando interactuar libremente sus facultades, no llega al caos (como la mentalidad dicotómica sobre la relación individuo/entorno hace pensar), sino a una Gestalt que de hecho resuelve un problema real.'' [Margherita Spagnuolo Lobb, Psicoterapia de la Gestalt, p. 107, Ed. Gedisa, 2002] El Self es, así, el "órgano del contacto", la manera que tenemos para acceder al entorno y satisfacer en él nuestras necesidades. Esto se hace mediante ajustes creativos.
En terapia

El énfasis en el ajuste creativo tiene grandes implicaciones en la terapia. En primer lugar, invita a confiar en los recursos del paciente, en que la persona es capaz de autorregularse y ajustarse creativamente para lograr nuevas soluciones. No se considera, por tanto, que la persona está "enferma" (al menos en el caso de la neurosis; no entro en el caso de una psicosis grave o una lesión cerebral), sino que sus energías están puestas en mantener unos ajustes conservadores procedentes de asuntos inconclusos que ya no son soluciones adecuadas en el momento actual. La terapia no pretende "curar al enfermo" sino ayudar a la persona a encontrar nuevas soluciones para sus problemas. Es una visión menos patologizante que la de otros enfoques.

Por otro lado, el componente de ajuste del "ajuste creativo" invita contínuamente a poner la atención en la relación de la persona con su entorno, alejándonos de una perspectiva intrapsíquica (los problemas están "dentro de la cabeza"), y acercándonos a una perspectiva de campo y relacional (los problemas están "con el otro"). 

Las "resistencias" del paciente no se ven como una barrera a destruir, sino como un ajuste conservador. Si están ahí, es por algo, y la terapia Gestalt propone apoyar las resistencias para que pueda aflorar qué función estan cumpliendo y actualizarlas, en vez de "derribarlas". El discurso gestáltico suena más a "para qué te sirve eso", "cómo es que eso te resulta útil", o "lo que haces tiene este impacto sobre mí", que a "no deberías hacer eso" o "eso que haces es incorrecto".


Finalmente, el ajuste creativo pone el énfasis en la experimentación. La terapia no busca que el paciente "entienda" lo que le "pasa por la cabeza", sino que pueda llevar a cabo nuevos ajustes y experimente con nuevas soluciones que pueda luego trasladar a su vida cotidiana. El enfoque es experiencial y no analítico.

Tomado de: http://terapiados.net/articulos/el-ajuste-creativo

domingo, 6 de noviembre de 2016

Los Procesos del Lenguaje (Generalización, Eliminación y Distorsión) y su Relación con el Bloqueo de Retroflexion.


Lic. Tania Azucena García 
 Maestría en Psicoterapia Gestalt
la Universidad Gestalt

Introducción:
La estructura del lenguaje es muy amplia por ende se tomaran en cuenta los tres principales procesos del modelaje humano los cuales son: generalización, eliminación y distorsión donde según Richard Bandler y John Grinder “estos procesos nos permiten realizar las más extraordinarias y especialísimas actividades humanas, siendo los mismos que bloquean nuestro crecimiento si cometemos el error de confundir el modelo con la realidad”.

Por otro lado la Psicoterapia Gestalt y según el ciclo de la existencia hay diferentes bloqueos como lo son:

  • Postergación la cual se da en la etapa de reposo.
  • Desensibilización en la etapa de sensación
  • Proyección en la etapa de formación de figura
  • Introyección en la etapa de movilización de la energía.
  • Retroflexión en la etapa de acción
  • Deflexión ubicada en la etapa de pre-contacto.
  • Confluencia en la etapa Contacto.
  • Fijación en la etapa de Post-contacto.

En esta ocasión se tomara en cuenta el bloqueo de retroflexión marcando así su relación con los procesos de generalización, eliminación y distorsión.

Desarrollo:
La generalización es proceso mediante el cual algunos elementos o piezas del modelo de la persona se desprenden de la experiencia original y llegan a representar la categoría total de la cual la experiencia es sólo un caso en particular. Nuestra capacidad generalizadora es esencial para poder encarar el mundo. Sin embargo no llevarla al extremo donde se convierte en un limitante. Por Ejemplo: El establecimiento de normas “No hablar durante la comida”, en una familia donde se centran en comer a la hora de comer y no en conversar será funcional, sin embargo si lo llevan al extremo cuando allá una reunión importante de negocios en donde la persona tiene que entablar una conversación posiblemente en las primeras reuniones le será difícil.

La eliminación es un proceso mediante el cual prestamos atención selectivamente a ciertas dimensiones de nuestra experiencia al mismo tiempo que excluimos otras. La eliminación reduce el mundo en dimensiones en que nos sentimos capaces de manejarlo y poder ser útil en ciertos contextos y en otros, sin embargo ser origen de sufrimiento. Un ejemplo es cuando está concentrado terminar de leer un libro por lo que se centra en la lectura eliminando así todo tipo de distracción e interacción con el contexto incluyendo personas, sin embargo con este mismo ejemplo se puede denotar que si esto lo lleva a cabo a un ámbito laboral querrá llegar a una meta sin tomar en cuenta si hay o no otras personas a su alrededor volviéndose individualista e incapaz de trabajar en equipo.
La distorsión es el proceso que nos permite hacer cambios en nuestra experiencia de los datos sensoriales que recibimos. La fantasía o imaginación no permite prepararnos para situaciones antes de que estas ocurran. Se distorsiona la realidad cuando se ensaya un discurso que se dirá más adelante. Este es el proceso que ha hecho posible todas las creaciones artísticas. Por ejemplo mientras una persona Lee un libro y comienza a imaginarse el final, pero si esta misma persona tiene una relación que ha marchado muy bien seguramente imaginara un final de cuento de hadas “donde vivieron felices para siempre”.

La retroflexión la persona se hace a sí misma lo que le gustaría hacerle a los demás, quienes generalmente son personas significativas. se localiza dentro de la fase de acción. Por ejemplo si una persona que llega a consulta diciendo que hace tiempo ha comenzado a hacerse cortes en la piel para sentirse liberada cuando se siente presionada. Con ello se identificara la generalización: “me hago cortes para sentirme liberada” por ende cada que ella se sienta presionada comenzara a hacerse cortes en la piel. Distorsión: Siente placer a partir de un evento de autolesión para su cuerpo que al mismo tiempo provoca dolor. Eliminación: Eliminando algún otro tipo de solución alterna. Donde claramente se identifica la retroflexión por que en vez de expresarle a “alguien” cuando se siente presionada por tal o cual situación, prefiere cortarse, para ello es necesario ondear un poco más utilizando preguntas clave como ¿Cuándo?, ¿Cómo?, ¿Dónde?, ¿Por qué? , ¿Para qué? ¿Quién? Etc., esto ayudara a que la Generalización nos lleve a algo específico, la Distorsión nos lleve al verdadero origen y que la Eliminación disminuya de tal forma que insertemos donde hay supresión de palabras.

Conclusión:
Finalmente considero que los principales procesos de modelaje humano son importantes para el ser humano en su adaptación, mientras que desde una visión como terapeuta es un reto ayudar al paciente a que mantenga un equilibrio y los use de manera funcional, lo que le permitirá así avanzar en el proceso evitando el bloqueo de retroflexión donde dependiendo de cada paciente se identificaran o no los principales procesos de eliminación , generalización y distorsión, para ello se tiene que estar alerta en todo momento durante la terapia y no solo en un bloqueo sino en hay que ser consiente que se pueda presentar en todos siendo que son universales.

Bibliografía:
Bandler, R. & Grinder, J. (2010). La estructura de la magia. Chile: Cuatro vientos.

Salama, H. (2008) Gestalt de persona a persona. México: Alfaomega.

Tomado de: http://mundogestalt.com/los-procesos-del-lenguaje-y-su-relacion-con-el-bloqueo-de-retroflexion/

domingo, 30 de octubre de 2016

El Amor que lastima la Individualidad

Francisco Javier Díaz Calderón.
Psicoterapeuta Gestaltico
México
La necesidad atestigua el vacío y la falta en el necesitado, su dependencia frente al exterior, la insuficiencia del ser necesitado, precisamente porque no posee enteramente su ser y por lo tanto, no está, propiamente hablando, "separado". Emmanuel Lévinas.

Conociendo la codependencia.

En la actualidad el consumo de drogas se ha convertido en un problema social que cada día va en aumento de manera vertiginosa, a la par del problema de consumo de drogas emerge una condición alterna denominada codependencia. El consumo de drogas ha lastimado a millones de familias que sufren cada día al ver a su familiar enfrentar una batalla que no parece tener fin, al vivir ese sufrimiento muchos familiares se desconectan de su propia vivencia para alienarse con el sufrimiento de su familiar con adicción.

El concepto de codependencia surgió en la década de los setentas a partir de la experiencia clínica en el tratamiento de personas con problemas de dependencia al alcohol, se observó que dentro del entorno familiar de las personas con alcoholismo se configuraba una relación de profunda dependencia por parte de algunos familiares. Las personas que fueron identificadas con esta condición buscaban una relación dependiente al considerar al usuario de drogas como incapaz de afrontar las dificultades de la vida, por lo tanto, centraban su vida en cuidar, vigilar y sobretodo salvar a la persona con problemas de dependencia a las drogas.

En el año 1973 se acuño el término de co-alcoholismo, posteriormente en los años ochenta el termino codependencia se popularizo hasta el punto que se creó  la organización CoDA ( Codependents Anonymous) y en 1990 se funda el Consejo Nacional sobre Codependencia( National Council on Codependence). Estas organizaciones fueron creadas ante la creciente de necesidad de atender a los integrantes de las familias donde algún miembro desarrollaba un comportamiento codependendiente.
Las personas que desarrollaban esta condición de codependencia presentaban actitudes y conductas tendientes al mantenimiento del comportamiento adictivo de la persona con dependencia a las drogas. Generalmente las personas con un problema de codependencia asumen una postura de negación ante la adicción de su familiar. El auto engaño que desarrolla la persona con un problema de codependencia se sustenta en la negación, victimización, engaño, encubrimiento, sobreprotección, invalidación, hipervigilancia, abnegación y complicidad.

Además de su actitud de negación y complicidad, la persona con problemas de codependencia  realiza de manera inconsciente acciones  que se contraponen al tratamiento para la recuperación del familiar con adicción. Cabe señalar que en todo momento el familiar con problemas de codependencia busca el bienestar de la otra persona, lamentablemente sus limitaciones personales lo llevan a obstaculizar el proceso de recuperación.

Las personas codependientes se enajenan de tal manera que buscan aliviar su angustia existencial al apropiarse de la experiencia de la persona con adicción. La postura existencial de la persona con problemas de codependencia inicia con un Yo estoy bien y Tu eres incapaz para posteriormente convertirlo en un nosotros sufrimos. Generalmente mantienen la creencia de ser los únicos que se preocupan realmente por el bienestar de la persona con adicción. En un inicio su conducta de abnegación es celebrada por su contexto próximo como un acto estoico de amor al otro, pero conforme esta relación dependiente se va convirtiendo en patológica la persona con problemas de codependencia se va aislando de su entorno al recibir críticas por su comportamiento.

La relación de alienación que existe en la persona con adicción y el familiar con codependencia se mantiene a través de una experiencia de complicidad e identificación en la vivencia de sufrimiento. Ambas persona se consideran incapaces de superar su vivencia de sufrimiento, y por ese motivo crean una relación confluente donde son incapaces de diferenciar los límites entre uno y otro, todo esto con el propósito de apoyarse mutuamente para mantener su conducta de evitación al sufrimiento emocional.

Paradójicamente la complicidad confluente que existe en la relación de codependencia lleva a las personas a aislarse de las relaciones interpersonales significativas. La persona con problemas de codependencia presenta comorbilidades semejantes a las de la persona con problemas de adicción, como trastornos de ansiedad, depresión, baja tolerancia a la frustración, pobre control de impulsos, autoconcepto disminuido, trastornos de personalidad, etc.

Profundizando en la experiencia codependiente.

 La codependencia es definida como “ trastorno individual específico, configurador de la identidad del individuo, caracterizado por un intenso temor al abandono (exclusión o des-calificación) y un girar en torno a otro. Su génesis se asocia a una dinámica interaccional, que surge frente a una respuesta familiar disfuncional ante un determinado tipo de enfermedad o trastorno de otro de sus miembros” (A. Coddou, M. Chadwick, 1996).

Las personas que presentar actitudes codependientes han generado una inflexibilidad de sus procesos de frontera que les provoca serias dificultades relacionales. Esta rigidez se manifiesta en comportamientos uniformes donde se procura apropiarse de la experiencia del otro como una forma de no establecer contacto. Las fronteras relacionales de las personas con actitudes codependientes han perdido su flexibilidad generando así una permeabilidad rígida que no le permite diferenciarse del otro.

Para comprender como mayor claridad como es un funcionamiento saludable de los procesos de frontera es importante conocer cómo funcionan las fronteras de contacto de una persona. De acuerdo con Swanson  Las fronteras eficaces tienen necesidad de bastante permeabilidad para permitir al alimento entrar, y suficiente impermeabilidad para mantener la autonomía y no dejar entrar los elementos tóxicos. (Swanson 1988 p. 4). Por lo tanto, la persona codependiente necesita mantener activa la polaridad contacto-retirada de un proceso rítmico que le permita construir un campo relacional que sea nutricio y que cuente con la capacidad de retirarse cuando la configuración relacional sea toxica.

Las fronteras de las personas codependientes se han visto afectadas por una  fobia en el proceso de retirada de la experiencia del otro. Han perdido la capacidad de ser consciente de sus necesidades y diferenciarlas de la persona con adicción, esto trae consigo una pérdida de la autonomía que genera una confusión en la relación, donde las fronteras son tan permeables que no se puede diferenciar las necesidades personales, la  persona codependiente se mantiene en un estado de no soy yo- para vivir tu experiencia.

La confluencia al mantenerse como un estado de frontera inflexible en la persona genera una pauta neurótica de carácter que le impide tener consciencia de su ser en el mundo, su vida afectiva y sus necesidades. Al vivir cegado por su temor la persona  con actitudes codependientes se aferra a sufrir por la experiencia del otro. De acuerdo con Robine (1997), hoy en día la confluencia hace referencia a aquel fenómeno que no es ni contacto ni darse cuenta debido a la falta de una experiencia clara de la frontera de contacto.

Las personas con problemas de adicciones desarrollan algunas pautas inflexibles como:

Perspectiva de incapacidad
Inconsistencia motivacional,
Expectativas patológicas.
Baja tolerancia a la frustración
Incapacidad para aceptar el sufrimiento.
Negación de las consecuencias del consumo.
Continuo auto engaño.
Aislamiento.

Es importante mencionar que estas características generalmente se presentan en las personas con problemas adictivos, sin embargo estas características no siempre están presentes en todas las personas ni tampoco las definen, solo son parte de su condición y se han establecido como una generalización basada en la experiencia clínica.

Las características que generalmente se presentan en personas con adicciones son compartidas por sus familiares con actitudes codependientes, debido a que no hay límites entre ellos y la experiencia del otro, se fusionan por esta razón en muchas ocasiones presentan características similares. Estas características interfieren en el proceso de recuperación del familiar con adicción.

La persona dependienta no obstaculiza el proceso de recuperación de su familiar de manera deliberada, sino como una manifestación de su confusión experiencial e incapacidad de diferenciación. Al encontrarse fusionados el familiar con adicción y el codependiente crean un campo indiferenciado donde cualquier acción de cambio es visto como una amenaza al estado de frontera confluente que han mantenido hasta ese momento.

Cabe la posibilidad que el estado de confluencia se vea favorecido por procesos de introyección, proflexión y retroflexión. Esto puede ser observado en la práctica clínica cuando la persona codependiente presenta estados depresivos, culpa excesiva, vergüenza y enfermedades psicosomáticas. La codependencia generalmente se presenta en mujeres ya sea madres de personas con adicciones o sus parejas. Esto podría ser una manifestación de la introyección que reciben las mujeres a nivel cultural con respecto al cuidado del otro, el amor incondicional o la vieja frase “ una madre da la vida por su hijo” o “Tu eres mi vida, mi todo”.

La introyección acompaña continuamente al proceso de confluencia porque mantiene una gran cantidad de hábitos debeistas que interfieren con la capacidad de satisfacción y diferenciación de la persona. Cuando la persona codependiente mantiene introyectos relacionados con el entorno se le dificulta diferenciarse del otro, por ejemplo si una persona considera que debe ser una buena madre, esto la llevara a desatender sus propias necesidades anteponiendo las necesidades del entorno.

En la cultura mexicana las madres y las esposas han sido educadas para cuidar a sus hijos o parejas hasta el punto de negarse a sí mismas o apropiarse de los problemas del otro como si fueran suyos. Las telenovelas y películas mexicanas nos enseñan cómo ser una madre o mujer mexicana, es un destino de sufrimiento y abnegación para ser el pilar de su casa o la responsable del bienestar de su familia.

En este contexto cultural donde generalmente las mujeres asumen responsabilidades de otros, los hijos o parejas recurren a la confluencia porque de lo contrario la otra persona entraría en un conflicto al no cumplir con su demandas debeista. En el caso de la codependencia cuando el familiar con problemas de adicción se intenta diferenciar del otro, recibe rechazo y es cuestionado sobre sus propias capacidades para estar a salvo en el mundo.

El introyecto de la cultura mexicana sobre la responsabilidad de la mujer en cuidar, mantener y salvar a la familia por encima de cualquier cosa incluso sus propias necesidades es una factor para que viva un continuo sufrimiento cuando  se presenta un problema de adicción en en algún miembro de su familia.

Este introyecto  limita  su capacidad de ajuste y actualización en su relación con el entorno, en este caso, la mujer se convierte en alguien que acepta cualquier cosa con tal de mantener su imagen de buena madre o de esposa leal. Es ahí, cuando se dañan las fronteras de contacto para cumplir esta expectativa debeista la persona se nulifica en la relación para fusionarse con el otro y su experiencia.

Cuando la persona confluente estable contacto con sus necesidades e intenta diferenciarse del otro generalmente aparece una malestar emocional caracterizado por la culpa, angustia, vergüenza y el resentimiento. Los introyectos familiares y culturales resuenan en la experiencia emocional de la persona confluente hasta el grado llevarlos a procesos retroflexivos de sacrificio, auto crítica y actitudes auto-punitivas. El malestar que produce la incapacidad de diferenciación perpetúa las actitudes codependientes con el familiar con problemas de adicción.

Psicoterapia Gestalt una luz en la oscuridad. 

El ambiente y el organismo están en una relación de reciprocidad. Ninguno es víctima del otro. Su relación es de hecho una relación de opuestos dialécticos”. (Fritz Perls)

La psicoterapia Gestalt ofrece una luz de esperanza a las personas que sufren la experiencia de codependencia. La intervención se centra en que la persona pueda fortalecer sus fronteras de contacto y la espontaneidad para establecer un proceso rítmico de contacto-retirada donde  sea capaz de diferenciarse de la experiencia del otro para atender sus necesidades y encontrar la regulación relacional necesaria para nutrirse en la experiencia de campo, posteriormente retirarse y establecer nuevas relaciones que le permitan tener un crecimiento.

El trabajo terapéutico para una persona con problemas de codependencia no es buscar sanarla a trabes de técnicas catárticas o intervenciones directivas por parte del psicoterapeuta. Por el contrario el proceso sanidad del estado de confluencia se produce en la actualización de la experiencia a través del establecimiento de un contacto profundo que genere la creación de un  campo nutricio que permita a la personas establecer una regulación relacional donde cada uno se nutra, se transforme al ser en relación y se retiren cuando se haya logrado satisfacción.

Con relación a la intervención psicoterapéutica los fundadores de la psicoterapia Gestalt nos dicen lo siguiente:

No se trata de curar alguna cosa del pasado, ni de salvarlo de la defensa de una coraza, sino de hacer un ajuste creador en la situación actual. Para completar la Gestalt en la situación actual es necesario destruir y asimilar el obstáculo de la falta de awareness”. (Perls, Hefferline y Goodman 2002).
La persona con problemas de codependencia ha perdido su capacidad para lograr el autoapoyo y por lo tanto se considera incapaz de enfrentar el sufrimiento que produce el continuo transcurrir de la vida. Por lo tanto, el psicoterapeuta requiere realizar intervenciones que brinden apoyo a la persona en los momentos en que experimente mayor temor. El apoyo no se realiza de manera arbitraria sino que surge de la experiencia relacional en el campo organismo-entorno.
La persona confluente a perdido la capacidad de responder de manera  espontánea a lo que sucede en el campo relacional, la forma en que responde a lo que sucede está restringida por creencias debeistas producto de los introyecctos y de la incapacidad para diferenciarse de la experiencia de su familiar con problemas de adicciones. La teoría de la psicoterapia Gestalt nos brinda una luz de esperanza en la oscuridad del sufrimiento que vive la persona codependiente.
Cada acto de contactar es una totalidad formada de conciencia inmediata, respuesta motora y sentimiento (una cooperación de los sistemas sensorial, muscular y vegetativo), y este proceso de contacto se produce en la frontera-superficie en el campo organismo / entorno. Preferimos esta formulación rara, más que decir "en la frontera entre el organismo y el entorno", ya que, como hemos dicho , la definición del animal incluye a su entorno. Por esto no tiene ningún sentido definir a un ser que respira sin hablar del aire, a un ser que camina sin hablar de la gravedad y del suelo, a un ser irascible sin los obstáculos que se encuentra, la definición de un organismo es la definición de un campo organismo / entorno. (Perls, Hefferline y Goodman 2002).
Al revisar los fundamentos de la teoría del campo aplicados a la psicoterapia Gestalt nos permite conocer la función que tiene el contacto en la actualización del Self. Cuando la persona comprende la diferencia entre la confluencia y la interdependencia que se produce en la experiencia de campo a través del contacto es capaz de actualizarse y flexibilizar el estado de confluencia.
 El psicoterapeuta promueve intervenciones que brinden un apoyo específico ante los procesos de frontera de que se encuentran arraigados patológicamente en los procesos relacionales de la persona con codependencia, el terapeuta participa en la  co-construcción de un campo que permite la actualización a través del contacto necesario con su entorno.
El proceso estará centrado en permitirle a la persona experimentar de manera vivencial alternativas relacionales que sean mas congruente con su conciencia sensorial y emotiva. Esto le  permitirá clarificar sus necesidades para diferenciarse del otro, para esto, el terapeuta participara brindando apoyo para superar el miedo y permitir que la persona establezca un contacto profundo con la experiencia de campo y se nutra hasta quedar satisfecha.
La persona con problemas de codependencia presenta un estado de confluencia inflexible por la fobia a la retirada que le impide salir de la experiencia del otro, además de esto recordemos que los introyectos se hacen presentes a través creencias debeistas que generan culpa y sufrimiento. Por ese motivo, el psicoterapeuta necesita brindar el apoyo suficiente a la persona para que su intervención ayude a mitigar el miedo y establecer un contacto creativo con su entorno.

De acuerdo con Margarita Spagnuolo el objetivo de la intervención psicoterapéutica es:

Favorecer la diferenciación entre organismo y entorno, sin negar la experiencia previa, con la que el paciente se encuentra aún en confluencia pero, permitiendo a éste último, probar la propuesta del terapeuta, como del mismo modo, descubrir la excitación unida a la transgresión, a la ruptura de la simbiosis. (Spagnuolo 2016)

Para lograr esto el psicoterapeuta debe acompañar a co-crear una relación de confianza donde sea posible que la persona pueda manifestarse espontánea y genuinamente de acuerdo a su sentir en el aquí y ahora. El camino que sigue el terapeuta es explorar en la zona de darse cuenta interna a través de la cimentación de las sensaciones que son expuestas en el experiencia de campo con el propósito de ayudar a la persona a profundizar en su emoción hasta el punto de alcanzar la energía suficiente que le permita flexibilizar su proceder relacional.

La angustia existencial que experimenta la persona confluente al entrar en conflicto entre su necesidad y el temor a retirase en la experiencia del otro (impasse)  produce una experiencia emocional intensa que le permite la movilización de energía, en ese momento el terapeuta necesita brindar el apoyo necesario para que la persona  asuma el riesgo de centrarse en la experiencia presente formada en la relación organismo-entorno y con esto se actualice el self en la experiencia de campo.

En el caso de la codependencia es importante que el psicoterapeuta comprenda que una intervención rígida a través de una técnica especifica puede entorpecer su proceder y crear una resistencia técnica al realizar una intervención sin tomar en cuenta la experiencia de campo que se está configuran en la relación terapéutica invitando al cliente al asumir riesgos cuando aún la persona no se encuentra lo suficientemente energizada.

Entonces cuando el terapeuta busca realizar técnicas psicoterapéuticas para fomentar la diferenciación sin tomar en cuenta la experiencia del cliente se fortalece la confusión e incrementa la rigidez del estado de confluencia en la persona codependiente, al confirmarle su incapacidad para satisfacer sus propias necesidades.

Conclusión.
A los verdugos se les reconoce siempre. Tienen cara de miedo.
Jean Paul Sartre
Podemos concluir que las personas que han desarrollado problemas de codependencia han sido condenadas y señaladas por las expectativas sociales, al tal punto que sus fronteras de contacto han sido limitadas hasta llegar la confluencia donde se apropian de la experiencia del familiar con adicción. El tratar con actitud confrontativa o una responsabilización prematura puede provocar que el estado de frontera de confluencia se intensifique al ser confirmada la creencia de su incapacidad para actualizar su experiencia.
En el proceso psicoterapéutico lo más importante no es la explosión emocional del cliente como medio para superar su estado de confluencia, sino la regulación relacional que se produce a nivel energético entre la persona y el psicoterapeuta que le permita a la persona alcanzar el apoyo necesario para actualizarse y configurar un self que corresponda a la experiencia de contacto en un nosotros nutricio y no en un cautiverio emocional como en la codependencia.
La relación terapéutica permite a la persona con problemas de codependencia superar su miedo a través del proceso de interdependencia que co-construye  con el terapeuta. Esta experiencia de campo crea un self transformador que es nutricio y brinda un crecimiento saludable en la persona superando los miedos, vergüenzas y culpas que tanto dolor le han causado.

Bibliografía
Coddou, A., Chadwick. (1996). M., Evolución del concepto de codependencia, Tesis. Universidad de Chile.
Muñoz M. (2008) La sensibilización Gestalt en el trabajo terapéutico, México D.F.: Editorial Pax.
Muñoz, M. (2012). Una hipótesis humanista sobre la emoción. México: Cuadernos de difusión del Instituto Nacional de Investigación en Desarrollo Humano
Perls, F. ( 2013). El enfoque Gestalt y testigos de Terapia. Santiago: Editorial Cuatro Vientos.
Perls, F., Hefferline, R. y Goodman, P. (2002). Terapia Gestalt: Excitación y crecimiento de la personalidad humana. Madrid: CTP.
Polster, E. y M. (1976). Terapia gestáltica. Buenos Aires: Amorrortu.
Quitman H. (1989). Psicología Humanística. Barcelona: Herder.
Rams, A. (2001). Clínica gestáltica. Metáforas de viaje. Vitoria: La llave.
Robine J. (1998). Terapia Gestalt. Madrid: Gaia.
Robine J. (1997). Contacto y relación en psicoterapia. Santiago de Chile: Cuatro Vientos.
Spagnuolo M. ( 2016) Un apoyo específico para cada interrupción del contacto. Gestalnet.com
Swanson J. (1988). Procesos y estados de Frontera. Estados Unidos: Gestalt Journal.
Yontef, G. (1995). Proceso y diálogo en psicoterapia Gestalt. Santiago de Chile: Cuatro Vientos.

Zinker, J. (1980). El proceso creativo en terapia Gestalt. Buenos Aires: Paidós.

sábado, 1 de octubre de 2016

Psicoterapia Gestalt y ansiedad.

Francisco Javier Díaz Calderón.
Psicoterapeuta Gestaltico
México
"Somos sanados del sufrimiento solamente cuando lo experimentamos a fondo."

La sociedad contemporánea se caracteriza por la búsqueda de la inmediatez, las personas se esfuerzan en demasía por mantener conductas evasivas que les brindan un instante de placer que mitigue un poco su malestar existencial. Las relaciones interpersonales continuamente se mantienen en un nivel superficial donde las personas buscan lidiar con su realidad con el menor compromiso posible. 

La ansiedad es una manera que encuentran las personas para convivir con su realidad, sin embargo, esta forma de convivir con la realidad se caracteriza por una desconexión emocional que provoca una visión distorsionada de la realidad donde las personas viven en el mundo de las ideas y se alejan de la convivencia con su realidad. 

Las personas aprendemos a  evitar  las emociones y sentimientos como una manera de alejarnos de experiencias que consideramos amenazantes. En el estilo de crianza que se vive en las familias contemporáneas las emociones juegan un papel secundario, porque los padres  promueven que sus  hijos interioricen una serie de creencias sobre éxito económico y la bienestar social. 

Muchas personas han crecido con la creencia que el estar en contacto sus sentimientos es signo de debilidad o vulnerabilidad. En muchas familiares los miembros pueden maldecir e insultar, pero no pueden decir lo que sienten con respecto a lo que se vive en la dinámica familiar. Con base en ese estilo de crianza las personas desarrollan una confusión entre lo que deberían de hacer y lo que necesitan hacer, este conflicto provoca un estado de angustia permanente que los paraliza hasta el punto de enfermarlos. 


La ansiedad es una respuesta que se presenta en el organismo como medida de alerta ante un estimulo peligroso, esta reacción activa al sistema nervioso de tal manera que sea capaz de responder de forma adecuada ante el peligro que se aproxima. La ansiedad es uno de los principales factores que motivan a las personas a buscar ayuda psicoterapéutica. 

En el caso de la psicoterapia Gestalt es evidente como las personas al no establecer contacto con el entorno desarrollan creencias infundadas que se convierten en un estimulo peligroso que altera al sistema nervioso y pone en un estado permanente de excitación al organismo, pero al ser una experiencia imaginaria no puede ser satisfecha o completada por ese motivo solo puede ser distraída o evitada. 

Fritz Perls ya lo había descrito la experiencia neurótica como la incapacidad de diferenciar un peligro real de uno imaginario. La ansiedad forma parte de esta confusión donde la experiencia emocional es vista como un peligro que promueve conductas evitativas que permiten la generación de un pensamiento rumiante que aumenta los niveles de agitación debido a las creencias que genera el organismo sobre el entorno. La lucha interna que vive la persona entre lo que sucede y lo que cree debería suceder es una batalla que la paraliza hasta el grado  de  disminuir su voluntad y su capacidad de realizar un ajuste creativo. 

La ansiedad es una aflicción que produce incertidumbre ante lo que se considera amenazante pero que tampoco se explora con la profundidad necesaria para averiguar si dicha experiencia es realmente peligrosa. Es importante señalar que la ansiedad no es una reacciona patológica por si misma, sino una señal que alerta a la persona sobre alguna peligro presente en el entorno. 

Como se ha mencionado anteriormente la ansiedad generalmente deriva de situaciones que se consideran peligrosas pero que no necesariamente lo son. Cuando la persona deja de atender a su experiencia emocional y se paraliza por las creencias que se desprende de ese peligro aparente, es ahí, cuando podemos hablar de una ansiedad que daña la capacidad  de auto-regulación en la persona. 

Debemos recordar que nuestro cerebro esta diseñado para proveernos de bienestar, por lo tanto, cuando se presenta un estimulo que se identifica como amenazante ( imaginario) el cerebro trabajo en la búsqueda se soluciones inmediatas, esta reacción de inmediatez produce una sobreabundancia de ideas que terminan generando un estado emocional caótico y paralizante. 

Ahora que tenemos una comprensión mas amplia del fenómeno de la ansiedad es importante profundizar en la experiencia de contacto como una posibilidad para la ruptura del estado agobiante que vive la persona al estar paralizada por la ansiedad neurótica. La vivencia emocional tiene una función especial en nuestra capacidad de autorregulación y satisfacción de necesidades, debido a que nos permite reaccionar de manera proporcional a lo que estamos sintiendo con relación a lo que sucede en nuestro campo relacional. 

Con respecto a la experiencia emocional la Dra. Miryam Muñoz Polit nos menciona lo siguiente:

La vivencia emocional es siempre una co-creación entre el entorno y la persona. 
 Esa relación que co-crea la experiencia emocional, genera diversas implicaciones:
1. La persona no es totalmente responsable de lo que siente, es coresponsable con aquello que ayudó a provocar su reacción emocional. 
 2. Cuando otro siente algo en donde hemos estado involucrados somos co-responsables de ese sentimiento ( Muñoz 2012, p.11)

 Retomando lo mencionado por la Dra. Muñoz Polit podemos confirmar como la experiencia emocional no solo brinda una ampliación de conciencia en la persona, , ademas le permite la satisfacción de necesidades y le devuelve la responsabilidad existencial sobre su proceder. 

Para lograr responder a las condiciones que se generan en el campo relacional la persona requiere flexibilizar sus fronteras para poder establecer un contacto pleno con el entorno y nutrirse a través del intercambio. Una vez satisfecha la necesidad retirarse y continuar con una nueva experiencia. 

Lo anterior es magistralmente descrito por los esposos Polster en el siguiente texto.

A través del contacto, cada persona tiene la oportunidad de encontrarse nutriciamente con el mundo externo. Una y otra vez se conecta; el encuentro de cada momento acaba inmediatamente, para ser sustituido por el momento que le sigue pisandole los talones ( Polster, Polster 1976).

La capacidad de autorregulación se fundamenta en el contacto que establece la persona con su entorno como una forma de responder a las necesidades emergentes de dicha experiencia relacional. La ansiedad es una respuesta de alerta que sino promueve el contacto deriva en una parálisis en el proceso relacional que provoca un malestar que atenta contra el bienestar del organismo. 

La persona para lograr mantener su capacidad de homeostasis requiere de una autorregulación que se lleva a cabo través de contacto con el entorno como un proceso relacional nutricio donde la persona es capaz de responder a las demandas del entorno y satisfacer las necesidades presentes en dicha experiencia. Esta dinámica de contacto organismo-entorno permite la satisfacción y bienestar del organismo y la co-creación de un campo relacional nutricio.

Dentro del proceso psicoterapéutico desde el enfoque Gestalt se promueve la co-creación de un campo relacional que permita a la persona experimentar seguridad emocional para que pueda expandir sus fronteras, de tal manera, que logre un contacto pleno con la experiencia presente y acabe en ese momento con las creencias irracionales que han alimentado su estado de ansiedad. 

Por su parte el terapeuta acompaña al cliente brindándole la posibilidad de manifestarse de manera genuina en la relación y apoyándolo cuando sea necesario en la co-creación de un experimento que permita la generación de un ajuste creativo y la asimiliación de la nueva experiencia como parte de la ampliación de su repertorio relacional.

Podemos concluir que la ansiedad es la vivencia del no sentir y la catrastrofe del caos mental que produce la bondad de nuestro cerebro. La psicoterapia Gestalt nos brinda respuestas para aliviar este caos emocional. Las respuestas consisten   en la potencialidad de confiar en nuestro capacidad de contactar con el entorno y de encontrar la satisfacción a la necesidad presente, en el momento presente, con el campo que hemos creado con nuestro entorno.

Bibliografía
Muñoz M. (2008) La sensibilización Gestalt en el trabajo terapéutico, México D.F.: Editorial Pax.
Muñoz, M. (2012). Una hipótesis humanista sobre la emoción. México: Cuadernos de difusión del Instituto Nacional de Investigación en Desarrollo Humano.
Perls, F., Hefferline, R. y Goodman, P. (2002). Terapia Gestalt: Excitación y crecimiento de la personalidad humana. Madrid: CTP.
Polster, E. y M. (1976). Terapia gestáltica. Buenos Aires: Amorrortu.
Quitman H. (1989). Psicología Humanística. Barcelona: Herder.
Rams, A. (2001). Clínica gestáltica. Metáforas de viaje. Vitoria: La llave.
Robine J. (1998). Terapia Gestalt. Madrid: Gaia.
Robine J. (1999). Contacto y relación en psicoterapia. Santiago de Chile: Cuatro Vientos.
Yontef, G. (1995). Proceso y diálogo en psicoterapia Gestalt. Santiago de Chile: Cuatro Vientos.
Zinker, J. (1980). El proceso creativo en terapia Gestalt. Buenos Aires: Paidós.
Zinker, J. (2013). En busca de la buena forma. Sinaloa,

Tomado de: http://gestaltnet.net/documentos/psicoterapia-gestalt-y-ansiedad

domingo, 4 de septiembre de 2016

Homosexualidad, vergüenza y riesgo

Homosexualidad, vergüenza y riesgo

“Dedico este artículo a los miles de adolescentes homosexuales, bisexuales y transgéneros que se suicidaron a causa de su propia sexualidad”

Antes de abordar el tema, quisiera sentar algunos conceptos que se prestan a diversas interpretaciones: Entiendo por homosexualidad: una conducta que consiste en tener relaciones sexuales con alguien del mismo sexo; por ejemplo, un varón con otro varón. (Como dato informativo cabe señalar que la homosexualidad ha sido retirada en el año 1973 de los estándares de psicopatología).
Lic. Guillermo Leone
Psicólogo - Psicoterapeuta Gestaltico
Bueños Aires
Tratándose sólo de una conducta, entre las numerosas que un individuo puede ejercer, ésta no define a la totalidad de la persona, ni da cuenta de su identidad o de sus afectos.
Homosexual sería entonces aquella persona que tiene conductas predominantemente homosexuales; y, en el caso de que esta persona comience a configurar la percepción de sí misma/o y su proyecto de vida en torno de esta conducta y sea capaz de trascender la esfera conductual-sexual incorporando la dimensión emocional-afectiva, entonces hablamos de ser gay o de ser lesbiana, y esto sí conlleva una identidad.

Un particular campo individuo-ambiente.

Desde pequeños recibimos información que va conformando nuestro sistema de creencias, nuestros valores, la forma en que interpretamos el mundo que nos rodea y también cómo nos percibimos cómo nos significamos y/o valoramos a nosotros mismos. Aprendemos que algunas conductas se consideran “buenas” (aceptables para la sociedad) y otras “malas” (rechazables). Toda sociedad instrumenta sistemas de disuasión para evitar que hagamos aquello que desaprueba. Estos sistemas disuasivos pueden ser de dos tipos: externos o internos. Como sistemas externos están las leyes, los castigos como por ejemplo la agresión, la discriminación, restricciones de diversa índole y otras formas de violencia y/o sanción social. Los sistemas internos (de auto restricción) son, por excelencia, la culpa y la vergüenza. Éstos últimos requieren para su puesta a punto que el medio -la sociedad- inocule tempranamente al sujeto algunas creencias y/o ideologías que habrán de operar como antagonizadores internos de deseos que los orienten hacia objetivos socialmente rechazados.

La vergüenza, al decir de Robert G. Lee , opera en el ámbito relacional como un regulador de las interacciones sociales. En este sentido disuade a las personas de accionar de modo que perjudiquen sus inserciones sociales, ó, dicho de otro modo: evitar aquello que pudiera provocar rechazo. Lee concluye, siguiendo algunos postulados de Tomkins sobre la vergüenza que: (en su variante del pudor) es una fuerza retroflectiva natural cuya función es la protección; retrae para preservar algunas áreas como la amistad, el amor, el sexo, la espiritualidad, proveyendo una pantalla protectora para el permanente proceso de integración del sí mismo y de la personalidad (Schneider 1987). En este sentido, como bien dice Lee: “la naturaleza de la vergüenza es la de esconderse”.

Esta misma vergüenza que intenta preservar las zonas más sensibles de la vida afectiva se presenta en personas homosexuales como dificultad para dar a conocer la propia orientación sexual o cuando es des-cubierta o expuesta por fuerza dicha condición sexual. Por ende la vergüenza, en un principio al servicio de preservar los vínculos, los socava cuando es llevada al extremo, creando un circuito vicioso y nocivo:
Vergüenza → Aislamiento como protección → Pérdida de soporte externo → Incremento de la vergüenza → Mayor aislamiento → Vuelve a comenzar…

Nuestra cultura califica a la homosexualidad como defecto, alteración, enfermedad, perversión, etc. y en consecuencia quien es homosexual siente el impulso de retraerse para ocultar ese aspecto de su ser con un doble propósito: preservar su propia integridad (aún hay países en los que se trata de un delito castigado incluso con la muerte) y para preservar los lazos sociales que proveen el soporte externo necesario para la experiencia vital. Sin embargo es imposible ocultarse de sí mismo. La orientación de la percepción de todo organismo puede ser hacia adentro (hacia sí mismo), hacia afuera (ambiente), o en la zona de frontera donde se despliega el contacto; y en este sentido no importa cual sea la orientación, siempre se encontrará con una oposición o rechazo: la homofobia introyectada, la homofobia externa, o la concurrencia de ambas.

El campo en el que desarrolla su experiencia una persona homosexual al ser comparado con la experiencia heterosexual presenta riesgos y recursos claramente diferenciados para uno y otro, los cuales no enumeraré en esta nota pero baste pensar en las leyes (reflejo de los valores de una cultura) que consideran este tipo de unión. En síntesis el soporte ofrecido por el ambiente es mucho menor para una persona homosexual. Esto repercute de manera decisiva en el desarrollo y afirmación de una identidad positiva o concepto positivo de sí mismo, y consecuentemente en su grado de bienestar.
La homosexualidad es usualmente combatida y en el mejor de los casos es “tolerada”, pero difícilmente escucharemos que sea apoyada, respetada o reivindicada como no se trate de personas ellas mismas homosexuales. La discriminación, el rechazo, la marginación, la invisibilización y otras formas de violencia dan cuenta, junto con la vergüenza, de que la sociedad persiste en disuadir al homosexual de aceptar sus sentimientos y de actuar en concordancia con los mismos. Todo esto suele provocar estados disociativos -eventualmente serios- a causa de la ruptura obligada entre el sentir y el actuar.

Otra posibilidad es que la prohibición de actuar de acuerdo con los sentimientos sea entendida como una coacción a NO SER. Los adolescentes gays y lesbianas, según estudios realizados en Canadá, Australia, Francia y E.E.U.U. están desde seis hasta catorce veces más expuestos a intentar el suicidio que los adolescentes heterosexuales. Siguiendo el patrón de “mejor muerto que homosexual” alrededor de la mitad de los jóvenes que intenta el suicidio suele hacerlo por motivos relacionados con su sexualidad.

En las consultas de adolescentes y jóvenes homosexuales se presentan sensaciones de inadecuación, de falta de sentido, confusión en la identidad de género; pánico frente al posible rechazo, miedo a la anormalidad, soledad, y otras que evidencian falta de apoyo externo o temor a dicha falta. Las estadísticas de suicidio suelen englobar estos casos bajo el diagnóstico de “depresión” y en consecuencia encubren los verdaderos móviles que llevan a estos adolescentes a la muerte. Hay profesionales cuya dificultad para aceptar a un ser humano que siente diferente, sumada a su propia inseguridad les lleva a tomar como único parámetro válido la propia sexualidad. En consecuencia descuidan o maltratan a estos jóvenes instándolos a hacer modificaciones en su orientación sexual, las que sólo son posibles en un nivel consciente – volitivo (conductas, comportamiento) y no en el nivel emocional-afectivo (sentimientos). Estos jóvenes, deseosos de ser aceptados, ciertamente harán su mejor esfuerzo por ello. Sin embargo, intentar cambiar la orientación sexual de alguien no es más que una forma más de discriminación, con consecuencias que pueden ir desde un aumento en los sentimientos de vergüenza, inadecuación y fracaso, hasta estados disociativos eventualmente severos como paranoias, situaciones de riesgo y descuido y/o auto agresión, automutilación. Es muy alto el riesgo a que se encuentran expuestos los adolescentes signados tempranamente como blanco de agresiones en la escuela, en sus barrios o en su propia casa; faltos del apoyo con que otros adolescentes cuentan y sometidos a una cuota adicional de stress que muchas veces los excede. La mayor parte de ellos no ha tenido acceso a información adecuada sobre su propia sexualidad y han sido expuestos a situaciones embarazosas, bromas, abusos diversos o chistes degradantes. Los adolescentes homosexuales presentan una estadística de haber padecido algún tipo de abuso infantil (psicológico, físico o sexual) que excede el ochenta por ciento. Muchos jóvenes homosexuales que crecen en ambientes homofóbicos y padecen el trauma cotidiano de escuchar frases despectivas respecto de su propia sexualidad, suelen ver el suicidio o el abuso de sustancias como una salida posible a ese dolor, y se encuentran mucho más predispuestos a trastornos mentales que quienes crecen en un ambiente con soporte externo.

Las opciones que se presentan a una persona homosexual son dos: o niega parte de su ser (sabemos que quien desoiga su propio deseo no tendrá chance alguna de sentirse pleno y encontrar felicidad); o enfrenta la vergüenza de ser quien es y la consecuente “amenaza de exilio”; asimismo, por este camino la vergüenza y la homofobia internalizada, (introyecto homofóbico) pueden llevarlo al propio descuido (auto agresión, sexo desprotegido, etc.) incluso a la muerte. Rechazar lo que alguien siente a fin de ser aceptado lo condenará a vivir una mentira en la que quizás, si eventualmente forma una familia, involucre a otras personas acarreándose mayor culpa y muchas veces dolor también a otros.

La respuesta que muchos suelen dar a este panorama es crear un “personaje” para el afuera y vivir a escondidas su verdadero ser; con lo que esto representa en cuanto al stress de mantener oculta la verdad y de sostener públicamente una mentira perdiendo al posibilidad de compartir lo más significativo que ofrece la vida: el universo afectivo. Sus vínculos serán entonces limitados, ya que una parte importante de su vida estará escondida.

El desafío, para alguien homosexual que desee advenir persona y apropiarse como tal de su derecho a la felicidad, será desarrollar resiliencia (en psicología es la capacidad salir fortalecido de eventos traumáticos) frente a las diversas formas de rechazo y/o de maltrato; y junto con esto deberá atravesar la vergüenza. Esto sólo se consigue transitando un complejo proceso de reatribuciones al que denominamos “coming out” o “salir del armario”. Será esta una condición sine-qua-non para quien desee trascender el mero acto sexual y desarrollar una “identidad positiva” que integre su deseo y sus afectos adecuando a ellos su accionar; en términos gestálticos hacerse responsable de lo que siente, inaugurando así la dignificación de sus sentimientos; su posibilidad de ser feliz y nada menos que su ser persona (y ya no objeto).

Dice Perls: “No soy responsable de lo que siento, si lo soy de lo que hago con ello…”

Muchas personas hablan de “elección homosexual”. La homosexualidad no es en modo alguno una elección, no podemos elegir lo que sentimos. ¿En algún momento de la vida nos hemos planteado si elegir como pareja un hombre o una mujer?. Simplemente el propio deseo emerge como figura generalmente clara y tomamos cuenta de éste o lo ignoramos. ¿Quién sería tan torpe para elegir algo que sabe, a priori, que ha de acarrear rechazo, desagrado, temor, pena, odio, maltrato, prejuicios… en resumidas cuentas: una masiva pérdida de soporte externo.

Para concluir citaré al Doctor R. Duranti (NX Dossier 2003):

Aquellos que no pueden ver su sexualidad positivamente y viven su homosexualidad como algo clandestino, quedan confinados al sexo marginal que no tiene nada que ver con practicar sexo en un cine porno, un sauna o un baño público, sino con la imposibilidad de optar. Deben buscar sexo donde puedan sostener ese lugar anónimo que los reduce a ser objetos del deseo ajeno, que les cierra la opción de cuidarse. Y este cuidado no empieza por usar preservativo, sino mucho antes, con la adquisición de una identidad sexual que los ubique en el lugar de sujetos (…)
Doctor R. Duranti

El deseo no dejará de existir, y quien lo experimente no dejará de ser quien es, aunque en verdad ni siquiera sepa quién es por estar en desconexión con su deseo. Lo que puede ocurrir es que se confine o niegue ese deseo, no sólo perdiendo la posibilidad de hallar satisfacción y condenándose a ser una persona frustrada e incompleta, sino también perdiendo su posibilidad de pararse ante sí mismo con un sentido de dignidad, de integridad y de respeto por sí mismo, situación en la cual ser feliz sería utópico.

Lic. Guillermo Leone

Referencias
1. “The Voice of Shame” R.G. Lee y Gordon Wheeler; Jossey-Bass Publishers; San Francisco 1996.
2. Por definición homofobia es el rechazo de los sentimientos, y conductas homosexuales que se expresa a través de sentimientos negativos, actitudes y conductas dirigidos en contra de las personas homosexuales (Weinberg, 1972; DeCecco, 1984).
3. Fuentes: Mouvement des Homosexuels pour le Changement, Québec; Estudio realizado en Calgary (C. Bagiey et R Tremblay – 1997).

Bibliografía recomendada en castellano
Bibliografía
“Gays y Lesbianas” Ana Lia Kornblit La Colmena
”Una historia natural de la homosexualidad” Mondimore, F. Mark; Paidós Ediciones
“La Homosexualidad en el Niño y en el Adolescente”: Lebovici – Freisler; Nueva Vision
“Reflexiones sobre la cuestión gay”; Eribon Didier; ANAGRAMA S.A. (España)
“Una Moral de lo minoritario” Didier Eribon Ed. Anagrama 2004
“El genero en Disputa”. Judith Butler Ed. Paidós. 2001
“Homos” Leo Bersani Ed. Manantial 1996
“Cómo se vive la homosexualidad y el Lesbianismo”Sonia Soriano Rubio; Amarú, Salamanca 1999
“Sexualidad, género y roles sexuales”. Navarro M., Stimpson C. Fdo. de cultura económica, 1999
“Contacto y relación en psicoterapia” J. M. Robine Ed. Cuatro vientos 1999
“Sistemas organizados por traumas” Arnon Bentovin Ed. Piados 2000
Bibliografía en Inglés
“Acts of Disclosure: The Coming-Out Process of Contemporary Gay Men” by Marc E. Vargo (Paperback – May 1998)
“Coming out as Parents: you and your homosexual child” David K. Switzer Westminister John Knox Press 1996
“Imitation and Gender Subordination. In Inside/Out Lesbian Theories, Gay Theories”. Butler, J. (1991) Ed. Fuss, D. Routledge, New York
“My child is gay: how parents react when they hear the news” Bryce Mc Dougall allen; Unwin Australia – 1998
“Death By denial” studies of suicide in gay and lesbian teenagers” Gary remafedy Alyson Publications, Boston, 1994
“Straight parents, gay children” Robert a Bernstein, Thunder’s mouth press NY, USA, 2003
“The voice of shame” G. Lee; G. Wheeler Ed. Jossey Bash 1996
“Beyond Individualism G. Wheeler Ed. Jossey Bash 2000 En castellano: “Verguenza y soledad: el legado del individualismo ed. cuatro vientos 2004”
“Contact and relationship in a field perspective” Gestalt therapy international network Ed. l’experimerie 2001

TOMADO DE:http://agba.org.ar.am70.mesi.com.ar/homosexualidad-verguenza-y-riesgo/