La técnica de la silla vacía: ¿Es razonable considerarla como un elemento identificativo de la Terapia Gestalt?
La técnica de la silla vacía: ¿Es razonable considerarla
como un elemento identificativo de la Terapia Gestalt?
por Clotilde Sarrió
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La técnica de la silla vacía
¿Es razonable considerarla como un elemento
identificativo de la Terapia Gestalt?
Desafortunadamente,
son muchos quienes conocen la Terapia Gestalt sólo por la manida expresión del
“aquí y ahora” y por la “técnica de la silla vacía”, una visión reduccionista
que infravalora a una seria y trascendente corriente de la psicoterapia que
algunos creen estar en condiciones de aplicar tras acudir a un par de
seminarios informativos de apenas un fin de semana.
Otro de los
errores frecuentes (y también un nuevo cliché reduccionista) es relacionar
automáticamente a la Terapia Gestalt con la conocida “oración gestalt” formulada por Fritz Perls en un contexto sociocultural muy concreto,
como era el de la sociedad americana de los años sesenta, y que poco o nada
tiene que ver con la evolución que ha experimentado la psicoterapia humanista
que se practica bien entrado el siglo XXI.
Surge así, como
introducción a este artículo, la cuestión de si la técnica de la “silla vacía”
tiene —o sólo tuvo— su contexto sociocultural, y si es razonable
considerarla como un elemento identificativo, paradigmático e incluso
homologable a una corriente humanista tan amplia como es la Terapia Gestalt.
Vayamos pues paso
a paso y comencemos por donde se suele emperezar cuando se quiere dejar algo
claro, en este caso, adentrándonos en los orígenes de la técnica de la silla
vacía y en cómo como la incorporó Perls a la Gestalt.
Orígenes de la técnica de la silla vacía
El origen de la
técnica de la silla vacía proviene del psicodrama del Jacob Levy
Moreno, nacido en Bucarest en
el seno de una familia judía sefardí que posteriormente emigró a Viena donde el
joven Levy cursó los estudios de Medicina (especializándose en Psiquiatría)
junto con los de Matemáticas y Filosofía.
Moreno es sobre
todo conocido por ser el creador del psicodrama, una forma de psicoterapia inicialmente
concebida como terapia grupal (fue también él quien acuñó el término de
“terapia de grupo”) inspirada en el teatro de la improvisación.
Históricamente el psicodrama representa el punto decisivo
en el apartamiento del tratamiento del individuo aislado hacia el
tratamiento del individuo en grupos, del tratamiento del individuo con métodos
verbales hacia el tratamiento con métodos de acción.
El
psicodrama pone al paciente sobre un escenario, donde puede resolver sus
problemas con la ayuda de unos pocos actores terapéuticos.
J.L. Moreno
Introducción a la
técnica de la silla vacía
Además de las
habituales sillas destinadas al terapeuta y al paciente, en esta técnica entra
en escena una tercera silla que nadie ocupa (la silla vacía), y en el transcurso de la sesión se exhorta
al paciente a imaginar que está ocupada por “alguien” a quien deberá dirigirse como
sí realmente estuviera allí. Podrá sentar en la silla tanto a personas vivas como
muertas, del presente o del pasado, e incluso a personajes que sólo existan en
sus sueños.
El participante proyecta imaginariamente en la silla
vacía a una parte de su personalidad, una persona ausente, un sentimiento o una
situación determinada con la que tiene un conflicto, comenzando así un dialogo.
A continuación, el paciente, siguiendo la consigna del terapeuta, pasará a
ocupar la silla vacía cambiando así de rol. Es decir, se establece un dialogo a
expensas de cambiar de sillas y cambiar de roles.
Según los partidarios de esta técnica, esta confrontación
permite al paciente enfrentarse a conflictos tanto actuales como del pasado. La
intención puede ser, por ejemplo, verbalizar ante la silla vacía algo que no
pudo decir en la infancia (por represión, por miedo o por cualquier otro
motivo), surgiendo así un “efecto catártico" resolutivo.
Consideremos que también es posible ubicar en la silla no
sólo a personas sino también a ciertos rasgos de la personalidad no reconocidos
como propios por el paciente, con la finalidad de hacerlos conscientes y poder
enfrentarse a ellos. E igualmente sentar en la silla a situaciones que supongan
un conflicto, con la intención de teatralizar una escena que se dé con
frecuencia en lo cotidiano, y poder contemplarla desde “afuera” con una
objetividad que ayude a solventar el problema.
Ya por último, en ocasiones, el terapeuta instará al
paciente a que, con un esfuerzo de imaginación, transforme una situación que ha
vivido y valore como habrían podido ser las cosas si hubiera reaccionado de un
modo distinto.
Para resumir: la silla vacía pretende ser un instrumento
a través del cual el paciente pueda escenificar una serie de roles para proyectarse y
conseguir efectos catárticos.
Orígenes de la
técnica de la silla vacía en la Gestalt
A fin de no
mostrarme reiterativa con la historia de la Terapia Gestalt (ya tratada en
muchos trabajos anteriores), haré directamente un escueto recorrido a través de
las obras de Fritz Perls a fin de ubicar en el tiempo tanto el cuando como el
cómo y el por qué de su decisión de incorporar la técnica de la silla vacía.
La intencionalidad
de este recorrido bibliográfico es meramente orientativa para entender la
metamorfosis experimentada en la mente, los criterios, la ideología, y en suma
en la compleja personalidad de una figura como Fritz Perls que, al igual que Sigmund
Freud y tantos otros tienen sus
luces y sus sombras.
Yo, hambre y agresión (1947)
En esta obra,
Perls establece las ideas originales que conformaron las bases de la teoría y
la práctica de la Terapia Gestalt.
Se trata de una obra a caballo entre el psicoanálisis
ortodoxo imperante en la época y el nacimiento de la Terapia Gestalt en 1951.
Perls planteó unas ideas como un revisionismo al
psicoanálisis, ideas que conformarían los cimientos de la Terapia Gestalt: las
resistencias orales, el valor positivo de las resistencias, el continuo de la
consciencia, el holismo, y la regulación auto-organísmica.
Aunque quien fuera su esposa en esos momentos, Laura
Perls, no firmó como coautora, sí que participó activamente en la redacción del
texto apoyando profesionalmente a su marido.
Terapia Gestalt: excitación y crecimiento de la
personalidad humana (1951)
Con la publicación de “Terapia Gestalt: Excitación y
crecimiento de la personalidad humana”, escrito por Paul Goodman sobre
notas manuscritas de Perls, se sientan las bases teóricas de la Terapia
Gestalt.
La principal revolución de la Terapia Gestalt fue la
transición de un modelode pensamiento individualista
proveniente del psicoanálisis, a un paradigma de campo, en el
que ya no era la unidad cuerpo-mente quien sentaba las bases del concepto de
holismo al incluirse también el entorno. Con ello, el objeto de la
psicología y de la psicoterapia dejaban de ser la psique o el sujeto y pasaba a
ser “la experiencia” de la persona que tiene lugar en el campo que
constituye un organismo y su entorno.
En 1964, Fritz Perls dejó el Instituto de Nueva York y se
trasladó a California. Con la moda del desarrollo personal que se concentraba
en la Costa Oeste norteamericana, Perls comenzó a contemplar la Terapia Gestalt
como una forma de vida más que como un modelo de terapia. Su primer
paso fue incorporarse al Instituto Esalen donde impartió cursos
de formación acordes con su nuevo modo de concebir la vida.
Es así como comienza la época californiana de Perls,
un referente biográfico a partir del cual abandonó la terapia individual y se
mostró partidario de la terapia de grupo.
En esta época Perls, llevó a cabo su actividad
profesional a través de unos llamativos y pintorescos talleres públicos en
Esalen en los cuales renunció a los conceptos de campo y de contacto (introducida
en Terapia Gestalt: Excitación y crecimiento de la personalidad humana) y
experimentó una regresión (en su forma de trabajar) al evolucionar hacia la
esfera de lo intrapsíquico. Es decir, del mismo modo que en su momento la
innovación que aportó Perls fue pasar del paradigma individualista del
psicoanálisis a un paradigma de campo, Perls dio un paso atrás renunciando
a sus postulados y retrocediendo de nuevo al individualismo intrapsíquico,
algo que no compartieron sus más íntimos colaboradores y cofundadores de la
Terapia Gestalt.
A título anecdótico, circula el comentario que al igual
que para Freud, situarse de espaldas al paciente le ayudaba a compensar
alguno de sus miedos a enfrentarse a él, también se especuló con que Perls
tenía tanto miedo a la relación, y sentía tanta angustia frente el nosotros, que éste tal vez
fuera el motivo que le impulsó a escribir su famosa oración gestalt.
Isadore From se refirió a algunos de estos breves
talleres de Fritz como terapias "hit-and-run" (relámpago)
Es lo que hizo Perls los últimos años de su vida: daba
demostraciones, pequeñas instantáneas de la Terapia Gestalt. No hacía Terapia
Gestalt: ¡no se puede hacer terapia en 15 o 20 minutos!.
Fueron este tipo de demostraciones que Perls hacía en
Esalen —efectistas y hasta circenses— las que aun hoy contribuyen a la
confusión de identificar la Terapia Gestalt con unas técnicas y experimentaciones catárticas y
espectaculares. Craso error que es mi intención desmentir al matizar que, en
todo caso, a partir de la metamorfosis involutiva experimentada por Fritz Perls
en su etapa californiana, la Terapia Gestalt se escindió en dos corrientes. Una
de ellas siguió fiel a sus orígenes y la constituyeron tanto su esposa Laura
(de quien se acabó separando), Paul Goodman así como el resto de
miembros pertenecientes al llamado grupo de los siete. La otra corriente,
fue la que emprendió Perls en la California hippy de los sesenta tras
renunciar ya no sólo al paradigma de Campo, sino a la Teoría del Self y
al sustrato teórico plasmado en la obra de referencia “Terapia Gestalt:
excitación y crecimiento de la personalidad humana” (1951), coloquialmente
conocida como el PHG por las iniciales de sus creadores: Perls, Hefferline y
Goodman.
Este punto de inflexión en la vida profesional de Fritz
Perls, marca la escisión de lo que, a partir de entonces, serían las dos
corrientes de la Terapia Gestalt que aun hoy dividen a esta disciplina:
la Gestalt Ateórica de Costa Oeste y la Gestalt Teórica de Costa
Este. Esta última corriente es fiel a los orígenes plasmados en el PHG
publicado en 1951, y es la que suscribo y aplico en mi práctica profesional.
Dentro y fuera del tarro de la basura (1969)
Obra autobiográfica de Perls en la que en un lenguaje
multifacético, a veces poético, y otras rigurosamente científico, va jugando
con sus recuerdos y reflexiones que conforman la experiencia de su vida, a la
luz de los orígenes y constante desarrollo de la Terapia Gestalt. Así mismo se
encuentran pasajes en los que trata los orígenes y el desarrollo de la
Terapia Gestalt.
En este libro, y en palabras del propio Perls, aparece el
término de la “silla vacía”,
así como los términos con los que él mismo denomina a sus demostraciones públicas: “funciones” y “circo”.
así como los términos con los que él mismo denomina a sus demostraciones públicas: “funciones” y “circo”.
Mis seminarios los hago abajo en la posada, las sesiones
de grupo las hago en esta sala. Mi único contacto con gente no profesional es
en los seminarios de fin de semana y, al igual que las demás
"funciones" donde aparezco, están muy de moda. A pesar de todo acepto
entre 70 y 80 personas. A esto le llamo mi Circo. Uno esperaría que con tanta
gente y en tan corto tiempo bien poco se pueda lograr. Por el contrario, hago
experiencias colectivas que todos en puede participan, pero fundamentalmente me
dedico a trabajar con una sola persona a la vez. Para esto necesito: 1) Mi
destreza 2) Un pañuelo 3) La silla caliente (hot seat) 4) La silla vacía 5)
Mis cigarrillos 6) Un cenicero
Asimismo Perls, personaje complejo donde los haya, nos
ofrece pinceladas de su personalidad. Una identidad en cierto modo “egotista” y
narcisista.
La mayor situación inconclusa de mi vida, es no
haber tenido un encuentro hombre a hombre con Freud y no haber podido
mostrarle sus equivocaciones. Había intentado hacer del psicoanálisis mi hogar
espiritual, mi religión.
En realidad esto de recolectar recuerdos para dar luz a
los años de mi niñez es una confabulación. No hago esto sólo para mí, sino más
bien lo hago para un auditorio “como si” alguien me hubiera pedido que
escribiera mi autobiografía, “como si” debiera buscar, al igual que Freud, las
explicaciones a todo.
Fritz Perls
Sueños y existencia (1969)
En este texto se
encuentran una serie de transcripciones textuales de sesiones y de seminarios
de grupo (realizadas en el Instituto de Esalen —California—, entre los años
1966 y 1968).
Consta de dos
partes:
En la primera
parte se encuentran las transcripciones de los seminarios en los cuales Perls
explica lo que constituye las bases de su terapia y los principios organísmicos
que la inspiran.
En la segunda
parte, el tema central son los sueños. Más que mensajes existenciales que nos
suceden cada noche a todos no, Perls muestra mediante casos individuales, su
modo original de trabajar los sueños. Lejos de interpretarlos y de elaborar
teorías sobre ellos (como en el psicoanálisis), simplemente ayuda al sujeto a
descubrir el mensaje que para él encierran.
El enfoque guestáltico. Testimonios de terapia (1976)
Último libro de
Perls en el que su objetivo fundamental es dejar bien asegurada su teoría sobre
la neurosis y sobre el proceso terapéutico.
Consta también de dos partes, y en la segunda parte se
encuentran algunas transcripciones de sus propias sesiones terapéuticas, donde
se refleja su enfoque.
Todo enfoque razonable de la psicología que no esté
escondido tras la jerga profesional debe ser comprensible al lego inteligente y
basarse en los hechos de la conducta humana
Fritz Perls
Incorporación de
la técnica de la silla vacía por Perls
Como hemos visto a través del recorrido por la
bibliografía de Perls, éste incorpora la técnica de la silla vacía, en la
última etapa de su vida y fundamentalmente en los talleres públicos que
realiza.
Los trabajos de Perls en esta época se encuentran
recogidos tanto en sus obras mencionadas anteriormente Sueños y existencia
y El enfoque guestáltico. Testimonios de terapia, como en películas y
videos.
La mayor parte de los trabajos de Perls que se encuentran
en estas obras, son sesiones en las que utiliza la técnica de la "silla
vacía".
Cuando Perls realizaba sus demostraciones públicas, tenía
frente a sí dos sillas:
“Hot Seat” o “Silla Caliente”, era la silla en
la que se sentaba la persona que salía a trabajar.
“Empty Chair” o “Silla Vacía”, era la silla
donde a lo largo del trabajo se sentaban las personas imaginarias con quienes
se establecía un diálogo o los aspectos de uno mismo proyectados en dicha
silla.
Eso es un óptimo método para los talleres demostrativos,
pero no se puede conducir de ese modo una terapia entera; y sin embargo, hay
gente que lo hace. Pienso que es muy limitador, además de ser perjudicial.
Laura Perls
Fritz estaba orientado, mucho más analíticamente de lo
que él se daba cuenta. Pienso que la ‘silla caliente’, la ‘silla vacía’ y la
dirección del paciente hacia su propia interpretación es una especie de libre
asociación dramatizada […] así él podía no entrometerse y dar
solamente ciertas direcciones o consignas. Eso provenía parcialmente de su
experiencia pre psiquiátrica en el teatro, durante varios años en la Escuela
de Reinhardt.
Laura Perls
Argumentos a favor de la utilización de la técnica silla
vacía
Los argumentos que aducen quienes utilizan la técnica de
la silla vacía son la posibilidad de que la persona pueda proyectar en ella
aquellos aspectos de su personalidad no aceptados como propios, una persona
ausente, un sentimiento o una situación determinada con la que se tiene un conflicto,
todo ello con la finalidad de integrarlos.
Existe la creencia de que hay que aceptar las emociones
para ser una persona más completa y feliz, pero ¿qué sucede cuando la persona
no puede —¡ojo! no digo “no quiere”— hacerlo?
Quizás aquí se encuentre el “quid” de la cuestión.
Cada uno de nosotros tenemos una manera personal y
peculiar de ser y de estar en el mundo. Es a lo que llamamos “nuestra
experiencia”.
Frente a esto formulo dos hipótesis:
Puede que la
experiencia de la persona en un momento determinado de su vida se encuentre
conformada por un síntoma —por ejemplo por un trastorno obsesivo compulsivo—
que le impida relacionarse con su entorno de un modo saludable. En estos casos
habrá que tener en cuenta este síntoma como un ajuste creador. Entiendo que el
síntoma como ajuste creador, es la única posibilidad que ha tenido el individuo
para sobrevivir a su entorno, y con toda seguridad, este síntoma cumple una
función única y exclusivamente para él.
Puede que la
experiencia de la persona sea la de no aceptar aspectos de su personalidad como
propios. Podemos entender que quizás esos aspectos puedan tener como contenido
un introyecto y que
sean proyectados fuera
de sí mismo por la imposibilidad de aceptarlos.
Teniendo en
cuenta estas dos hipótesis, si sentamos a una persona a entablar un dialogo con
un aspecto suyo no reconocido, proyectado a través de un síntoma:
¿Estaremos
invalidando la experiencia del paciente?
¿Fenomenológicamente,
estaremos interfiriendo en su experiencia?
¿Qué nos puede
estar diciendo el paciente a través de ese síntoma?
¿Qué ha
contribuido en la experiencia del paciente con su entorno para que surja ese
síntoma?
En base a lo
argumentado, y sin ánimo alguno de estar en posesión de la verdad absoluta,
considero personalmente innecesario en mi práctica clínica utilizar la técnica
de la silla vacía, algo que además dudo que muchos de mis pacientes aceptaran
sin reticencias, por las dificultades inherentes que les pudiera representar
realizar un esfuerzo para que el que crean carecer de habilidades o incluso les
predisponga a sentirse avergonzados.
Por mi formación
en el marco teórico de la Terapia Gestalt, mi vinculación a la fenomenología me
ha enseñado a respetar la experiencia del otro y a no hacer intrusiones en la
misma. Determinadas prácticas, técnicas o experimentaciones son muy intrusivas,
y aunque las experimentaciones en general funcionen bien en los grupos,
en terapia individual pueden resultar perturbadoras, avergonzantes e invasivas.
Como terapeuta, considero prioritario en el tiempo que
dedico a escuchar al paciente, descubrir cuáles son sus fronteras, y
paulatinamente ir introduciendo la novedad, siempre sin prisas. Procuro que lo
que suceda en cada sesión se adapte a un límite soportable para el paciente. En
ocasiones, podrá darse el caso de que lo que yo considere una pequeña
novedad resulte insoportable para la persona tengo sentada delante de mí,
o que por el contrario, su actitud me indique que no hay problema en que
sigamos avanzando. En cualquier caso, y ante cualquier duda, la dirección a
seguir siempre nos la ofrecerá el paciente.
De una manera muy escueta, podemos considerar que en la
Terapia Gestalt, mediante un aprendizaje progresivo de la novedad, el paciente
descubre otra forma de funcionar de la que él utilizaba antes de iniciar la
terapia. Es decir, al terapeuta que permanece atento en la relación terapéutica
a lo que ocurre en el momento presente, le es más fácil contribuir a la
construcción de las figuras a partir del material que el paciente trae o vive
en su experiencia en el aquí y ahora.
Es un objetivo primordial del terapeuta Gestalt actuar a
nivel de las perturbaciones de la frontera de contacto, de forma que el proceso
de ajuste creativo del paciente reemplace a las relaciones neuróticas
establecidas en sus interacciones entre él y su entorno.
Para ello adoptamos una posición dialógica, intermedia
entre la neutralidad del analista en el psicoanálisis y del directivismo de las
terapias conductuales.
El terapeuta Gestalt necesita identificar si las
funciones temporales del self (función ello, función yo y función
personalidad) se encuentran en alianza unas con otras y fundamentalmente cómo
las funciones ello y personalidad puedan estar al servicio
de la función yo.
Frente a la situación de urgencia crónica y de baja
intensidad que constituye la experiencia neurótica, la experiencia terapéutica
propone una situación de urgencia experimental, segura y de fuerte intensidad. Es, además, esta
dialéctica la que justifica el empleo de lo que designamos en Terapia Gestalt
con el término de experimentación y que constituye una de las características
importantes de nuestro método: la experimentación no es otra cosa que la
réplica experimental de la experiencia del sujeto en un campo diferente, ya que
el terapeuta sabe variar los parámetros con un objetivo de toma de consciencia.
Jean-Marie Robine
Clotilde Sarrió - Terapia Gestalt Valencia
BIBLIOGRAFÍA:
- Perls F. S.
(2007) Yo, hambre y agresión. Los libros del C.T.P
- Perls F.,
Hefferline R. ,Goodman P. (1951) Terapia Gestalt: Excitación y
crecimiento de la personalidad humana. Los libros del C.T.P
- Perls F.
S. (1969) Dentro y fuera del tarro de la basura. Santiago de Chile. Ed. Cuatro Vientos.
- Perls F.
S. (1974) Sueños y Existencia. Santiago de Chile. Ed. Cuatro Vientos.
- Perls F. S. (1976) El enfoque guestáltico y
Testimonios de terapia. Santiago de Chile. Ed. Cuatro Vientos.
- Perls, L. (1994) Viviendo en los límites.
Valencia. Ed. Promolibro.
- Robine, J-M. (1997) Contacto y relación en
Psicoterapia. Santiago de Chile. Ed. Cuatro Vientos.
- Stoehr, Taylor.
(1999) Aquí, ahora y lo siguiente: la terapia gestalt en tiempos
de crisis mundial. Santiago de Chile.
Ed. Cuatro Vientos.
- Wheeler,
Gordon. (2002) La Gestalt reconsiderada. Un nuevo enfoque del contacto
y de las resistencias. Madrid. Ed. Soc. de Cultura Valle-Inclán. Los Libros
del CTP.
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