Jordi Gil Martin Co-Director Gestalt Salut Psicoterapia |
La mayor conquista de una crianza consciente es que el niño sepa
autorregularse, es decir que conquiste su autorregulación emocional, aunque
este término también incluye lo corporal y lo cognitivo.
Uno de los fundamentos básicos de la Terapia Gestalt es que todos nacemos con
una capacidad de autorregulación, el organismo nace con una sabiduría
organísmica, que le permitirá detectar y registrar aquello que necesita para
poder satisfacerse y desarrollarse, pudiendo metabolizar lo agradable, lo
desagradable y lo neutro del vivir.
En la crianza consciente, esta
capacidad en potencia necesita de un cuidador primario que la actualice, nutra
y no la interfiera.
La regulación y la modulación de la respuesta
emocional es una capacidad que debe desarrollarse.
El adulto colabora con el niño para regular
sus estados internos, y para que éste interiorice un modelo de gestión
emocional ecológico con sus necesidades y con el medio.
Al principio la cría humana necesita que sea
el adulto quien le aporte necesidades materiales por ejemplo agua, calor,
higiene… y necesidades emocionales como una caricia,
sentirse visto y respetado, calma…
Este abastecimiento material y
afectivo le permite al pequeño recuperar su estado de bienestar y
activar su homeostasis. Y desde allí construir e interiorizar mecanismos para
autorregularse y autoabastecerse.
“Una posible definición de
la autorregulación podría ser la capacidad de todos los seres
vivos de regular espontáneamente las propias funciones vitales, de contactar
con las necesidades básicas y de buscar su satisfacción.”
Hendrik
Vaneeckhaute
Cómo cultivar la autorregulación en la crianza
Cuando hablamos de autorregulación
emocional en relación con los niños pequeños, no estamos hablando de
abandonarlos a su instinto o de dejar que hagan absolutamente todo lo que les
dé la gana. En realidad se trata de asistirlo en conocer sus
necesidades, en estar atentos a ellas y ofrecerles un entorno físico-emocional
que les permita la satisfacción de sus necesidades básicas para que de a poco
sea él mismo quien se autoabastezca de lo que necesita para regular sus estados
físicos y emocionales.
La asistencia externa lo llevará de forma
natural a una autoasistencia material y psicológica.
Se trata de guiar a los niños a detectar sus
necesidades y orientarlos en las distintas maneras de gestionarlas.
“Si estás cansado
túmbate un poco con papá”
“Si estás enfadado,
quizás te siente bien hablar o jugar un rato”
Estas intervenciones despiertan y fundamentan
la capacidad innata de autorregulación que posee todo
organismo vivo.
El cuidador actúa pues como un regulador
bioquímico de los estados internos del niño, la cual cosa propicia la creación
de circuitos neuronales que se asocian e implementan en el sistema nervioso del
niño, y que se activarán cuando sea preciso..
El cuidador actúa de neocórtex externo hasta
que el pequeño adquiere el suyo, y ya es capaz de percibir, identificar,
nombrar y gestionar la propia afectividad.
Incorporamos lo que percibimos, lo imitamos y
lo creamos.
En definitiva la autorregulación es
la habilidad de un niño para gestionar su organismo. Se desarrolla con
el tiempo, e involucra su desarrollo social, emocional y cognitivo.
La autorregulación puede también ser
considerada como la integración de la emoción-sensación (lo que siente un niño)
y la percepción cognitiva de sus capacidades para gestionarlas (lo que el niño
sabe o puede hacer) la cual cosa da como resultado un niño capaz de regularse y
modular su experiencia de un modo estable y acorde a sus necesidades. Implica
una integración cuerpo-cognición-emoción
La autorregulación da como resultado una
inteligencia holística. El niño reconoce lo que le sienta bien y lo que le es
tóxico.
10 sugerencias para
facilitar la autorregulación innata en los niños:
A continuación comparto 10 factores
que facilitan la autorregulación, que puedes empezar a aplicar en la crianza de
los más pequeños:
- Adaptarse al temperamento del niño y responder a sus necesidades. La empatía es crucial, afecta directamente a la forma de aprendizaje de la autorregulación.
- Usar el lenguaje (especialmente nombrar las emociones) ayuda a desarrollar la autorregulación y sienta las bases para el aprendizaje futuro del niño.
- Proporcionar estructura y predictibilidad. Anticipe las transiciones y anuncie por anticipado los cambios en las rutinas cotidianas normales.
- Mostrar un modelo de gestión de las emociones.
- Equilibrar la contención y la expresión emocional.
- Modelar el autocontrol y la autorregulación en nuestras palabras y acciones cuando el niño/a se sienta frustrada, molesta, o entusiasmada.
- Hablar en positivo. La experiencia no sabe nada de la negación o de la carencia. Encuentre maneras de decir sí en lugar de no. Por ejemplo, “Puedes golpear esta olla con una cuchara” en lugar de “No golpees el vaso en la mesa”. Dígales lo que es posible en lugar de lo que no es. Por ejemplo, diga “Camina por favor” en lugar de “No corras”.
- Aportar un vocabulario emocional. Nombre las emociones, usando palabras como feliz, triste, avergonzado, y orgulloso para describir cómo se siente.
- Ofrecer oportunidades para la creatividad y el juego. Participar en los juegos. Anticipar el comportamiento inapropiado y redirigirlo.
- Aportar confianza en lo espontáneo. Aprender a regular sus procesos espontáneos implica confiar en éstos, no es ni bueno ni malo estar triste, sólo es cuestión de atender mi tristeza
Por Jordi Gil Martin
- Co-Director Gestalt Salut Psicoterapia
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